Casa del Diamantista
Construida sobre las
piedras del río encontramos esta bella casa que se asoma al Tajo. Situada al
final de una vaguada natural del cerro Toledano, junto al conocido embarcadero
del Barco de Pasaje, antes se llamaba Casa del tinte del barco, pero en el siglo
XIX vivió un orfebre, Don José Navarro, que hizo la corona real de Isabel II y
ya se quedó con el nombre.
Era una casa
maravillosa, con aspecto de pequeña fortificación almenada y embarcadero propio
con unas escalerillas que descendían hasta el mismo nivel del agua. Contaba con
un coqueto jardín y una cuidada terraza circular con magníficas vistas al río,
al Cerro del Bú y a la ermita de la Virgen del Valle.
No se sabe con certeza
el año en que Navarro se mudó a vivir a la casa junto al río Tajo que aún se
conoce como Casa del Diamantista, por lo que es imposible saber si fue en esta
casa donde elaboró la corona de Isabel II y que inspiró la leyenda que cuenta
que fue ayudado a crearla por unos diminutos duendes que trabajaban mientras él
dormía agotado por la responsabilidad de crear una corona a la altura de una
reina. El caso es que en 1857, cuando la casa fue fotografiada por vez primera
por Eugène Sevaistre, la casa sufrió una reforma. En la primera imagen la casa
aparece sin terraza mientras que en la segunda, tomada por Charles Clifford
(casualmente el fotógrafo de la casa real que fotografió a la reina con la
corona) y fechada también en ese mismo año, ya aparece la terraza. Por ello es
casi seguro que esa reforma la realizó José Navarro al adquirir la vivienda.
Tras la guerra civil, la
casa sufrió un paulatino deterioro a partir de una gran riada. Como
consecuencia de ella, la Confederación Hidrográfica del Tajo decidió expropiar
a su propietario Antonio Aguilar Gómez la vivienda, en la cual vivía con su
familia. Fue entonces cuando comenzó el grave deterioro del edificio. En los
años 70 la casa fue totalmente restaurada por el arquitecto don Fernando Chueca
y Goitia. (Fuente: Toledo Olvidado)
Hacia 1991, la casa
acogió la sede de la Escuela Taller de Restauración y desde entonces se
encuentra en muy buen estado. Años después y hasta 2010 fue sede de la
Confederación Hidrográfica del Tajo. En el verano del mismo año, el
Ayuntamiento acordó con dicha Confederación una permuta de la casa para
instalar unas oficinas municipales, y a cambio la CHT trasladó su sede al
Palacio de Amusco, en la plaza de San Justo.
Al salir de la casa un
pequeño barco te traslada al otro lado del río. Al barquero habrá que darle una
propina, lo que uno quiera. En este breve paseo disfrutarás de las vistas del
Castillo de San Servando y la Casa del Diamantista desde otro punto de vista.
Llegados al otro lado del embarcadero parte una senda empedrada en zig zag, que
conduce hasta la ermita de la Virgen del Valle. (Textos: Antonio García Ramírez)
Asociada a la elaboración de esta corona está la conocida leyenda La Casa del Diamantista. “...Navarro, se levantó rápidamente para acercarse a la ventana y observar cómo los duendecillos, pues eso parecían, cruzaban el pequeño trecho de tierra que separa la casa del Tajo, para internarse en las aún oscuras aguas de éste y perderse para siempre”. (Web: Leyendas de Toledo)
Asociada a la elaboración de esta corona está la conocida leyenda La Casa del Diamantista. “...Navarro, se levantó rápidamente para acercarse a la ventana y observar cómo los duendecillos, pues eso parecían, cruzaban el pequeño trecho de tierra que separa la casa del Tajo, para internarse en las aún oscuras aguas de éste y perderse para siempre”. (Web: Leyendas de Toledo)
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