lunes, 2 de diciembre de 2013

Navidad 2013

Puente de Alcántara
El puente de Alcántara se alza sobre el río Tajo, situado a los pies del Castillo de San Servando. Se tiene constancia de su construcción en la época romana, en la fundación de Toletum. Era uno de los puentes que daba entrada a la ciudad, siendo en el medievo entrada obligada para todo peregrino.

El puente consta actualmente de dos arcos u ojos sobre el agua y un arco de paso por tierra utilizado como aliviadero en caso de crecida de las aguas, donde estuvo ubicado el tercer ojo.

Está fuertemente protegido con dos puertas fortificadas en sus extremos, siendo una de ellas de estilo barroco, levantándose en 1721 en el lugar donde se hallaba una fortificación árabe, coincidiendo con la urbanización del Paseo de la Rosa. Su puerta es de tipo triunfal, construida con ladrillo y piedra, adornada con condecoraciones de guirnaldas de flores y frutos. Remata el arco un frontón curvado con bolas de granito en los laterales y en su parte superior central. Un escudo de la ciudad en relieve y una hornacina con la imagen de la Inmaculada Concepción, adornan en su exterior e interior respectivamente.

La puerta opuesta fue construida en época medieval del siglo XIII, si bien sufrió reparaciones en los siglos XV y XVI, añadiéndose inscripciones, relieves y escudo de los Reyes Católicos. A continuación de esta puerta se hallaba una plaza de armas fortificada y junto con el castillo de San Servando en el cerro frontero, en frente, a la salida del puente, conformaban una excelente protección; tal era su perfección militar de defensa en aquella época, que impidió la conquista por este sector de la ciudad. Fue declarado monumento nacional en 1921. (Fuente: Varios autores)

En este lugar ocurrió la leyenda de: El Cristo de las Aguas. “... interrogaron a aquella caja preguntando 'qué quería y a qué venía' no obteniendo respuesta alguna, hasta que llegó el turno a la cofradía de la Vera Cruz, haciendo la pregunta el hermano mayor, entonces la caja se abrió encontrándose con un crucifijo y un rótulo. Lo alzó y leyó en voz alta lo escrito en el pergamino que decía: “Voy destinado para la Santa Vera Cruz de Toledo”. (Web: Leyendas de Toledo)

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